martes, 4 de octubre de 2016

Anhelo de un combatiente


El verdugo ha escrito su historia
y no la ha parado de contar
pues quienes nos han tenido en un letargo
quieren ser parte de la sociedad.

Sociedad desvalorizada,
mal aprovechada y olvidada
que en su afán de democracia
lanzó al olvido una mirada.

En cada noche crepuscular
espero hacer la tinta girar,
pues las promesas de las que me han hablado
me han hecho sangre llorar.

No paro de acezar, pues mi alma grita impávida
¡Déjanos vivir en paz!

Mi tierra es mi gloria, y no la pienso dejar
pues nos han tratado con desdén,
que ya no es permitido ceder.

En una tierra tan paradisiaca,
como lo es mi patria Colombiana
que con porros y con cumbias,
con cantos y tocadas,
ha logrado a su manera el bienestar prevalecer.

En un recuento de memorias escuchadas,
es posible ver el reflejo
de aquello que queremos muerto.

El cinismo de nuestros mártires
es evidenciado en sus actuares,
pues el temor de lo justo,les invade
y nos da gusto.

Como aquella fiera que espera su presa,
se les acecha sin cargo de consciencia.
Pues en una absurda causa,
que termino siendo malograda
improvisaron ferozmente
llevándose por delante nuestra gente.

¡Oh mi Dios!,
¿hace falta la benevolencia?
Aquella que refleja la humanidad,
engaña los sentidos
y relativamente nos pone en paz.

Con el alma derrocada
vuelta en llamas y mal humorada
espero llegues,
como lo hace la luna,
cada noche, incesantemente.
A ti, querida amiga,
que no esperas acuerdos,
solo corazones dispuestos.
A ti, fruto del amor, del soñador.
Hoy a ti te escribo. Esperada PAZ

Daniela González.